En general, la actividad empresarial es una actividad de administración de riesgos. Ser empresario significa estar administrando, disminuyendo o minimizando las contingencias, buscando tener certidumbre y generar rentabilidad mientras se logra una buena gestión de riesgos, los cuales luego de la pandemia se han transformado.
Durante el confinamiento se activó una transformación digital sin precedentes, sin importar el sector las empresas tuvieron que migrar a lo digital y adaptarse a la realidad que se estaba viviendo. En el caso de las aseguradoras, y ante la alta demanda por la necesidad de protección en ese momento álgido para toda la sociedad, fue necesario migrar a plataformas y sistemas que permitieran hacer todo el proceso en línea, siendo necesario incluir temas de alta seguridad por manejar información sensible.
Ante esta necesidad y la rápida respuesta por parte de las aseguradoras apareció un nuevo reto: la seguridad, teniendo en cuenta que, así como aumentó el desarrollo tecnológico también aparecieron hackers y personas inescrupulosas que esperan aprovecharse de la contingencia.
Ciberseguridad, un riesgo latente
Los expertos en este tema coinciden en que la ciberseguridad es un recurso prioritario dentro de las organizaciones, siendo un aspecto que abarca la protección de personas, información, sistemas, procesos y el negocio en general.
Y es que el incremento de las amenazas cibernéticas ha generado la necesidad de contar con un programa de ciberseguridad para el manejo de información, la mitigación de riesgos tecnológicos y la protección ante cualquier tipo de amenaza, incluyendo: filtraciones de datos, ciber criminales y ciberataques.
Ante esto los conocedores del tema comentan que el modo de priorizar y establecer el plan de actuación ha cambiado drásticamente, tanto en el modelo (a través de acciones de contención e inteligencia), los activos (actuar dentro y fuera de la entidad) y la clasificación (actuar sobre los activos esenciales amenazados por un ataque o adversario).
De hecho, según cifras del Centro Cibernético Policial, durante 2021, en Colombia los delitos cibernéticos ascendieron a 33.465, lo que significa un incremento de 17 % en comparación con 2020, cuando fueron 28.524 casos. Lo que demuestra que este no es un tema menor y que se requiere reforzar todas las acciones para proteger uno de los activos más preciados de una compañía: la información y los datos.